Hola queridos golfistas.
Hoy quiero hablarles de un estado emocional que nos sorprende y traiciona en el momento menos pensado.
Cada uno de nosotros espera con ansiedad el momento de salir a disfrutar nuestro querido deporte, pero nadie esta a salvo de tener que pasar un mal rato por culpa del enojo. Nuestra intención es pasarlo bien tratando de hacer un buen juego y si se puede ganar. Pero ocurre con frecuencia, que a pesar de hacer las cosas con el mayor empeño salen peor de lo esperado. El tee del uno es el que pone a prueba a muchos jugadores, Luego de tomar todos los recaudos habiendo tenido un buen precalentamiento y una buena rutina de pre-golpe, el tiro va a parar a la calle del hoyo vecino. Pasada la sorpresa comienza el disgusto: ¿Porque me pasó, si estaba todo bien?.
Tras el contratiempo, el siguiente golpe se ve amenazado por la sospecha del error. Se tira cuidadosamente y con el palo de mayor confianza. Si sale bien aparece la calma, pero si no, los pensamientos acuden en tropel en busca del error y a enojarnos por no hallar la solución.
Lo que nunca esperamos son los tiros malos que obligatoriamente se presentan. Partiendo de la premisa que el error es normal hasta en los mejores jugadores, el enojo es un error conceptual Debemos retomar la calma y aceptar lo sucedido como parte del juego. Hay que inspirar profundamente y exhalar lentamente hasta hinchar la barriga al final de la expiración, como si con el aire arrojáramos la ira y el malestar. Acudir a la rutina de pre-golpe en busca de las sensaciones que dan seguridad y permitir que el swing se realice en calma y espontáneamente.
El error esta emparentado con la amenaza la duda y el miedo. Por serlo despierta el sistema de alerta que llevamos dentro y activa la adrenalina que descontrola y endurece el movimiento. En ocasiones puede paralizar. “Me paré frente a pelota para tirar el putt que estaba casi dado, pero no pude estaba duro. Me aleje y preparé para intentarlo nuevamente y me volvió a ocurrir no podía mover el palo. Mi cady me tranquilizó y me pidió que lo tirara como si fuera un tiro de practica. Me preparé y sin pensar en nada tiré y la emboque".
Queridos amigos El error es el inicio del enojo. Sabiendo que en cualquier momento llegará aprenderemos a aceptarlo y a disfrutar de nuestro juego.
Los abrazo fraternalmente y estoy en contacto permanente con ustedes.
Hasta la próxima
Hoy quiero hablarles de un estado emocional que nos sorprende y traiciona en el momento menos pensado.
Cada uno de nosotros espera con ansiedad el momento de salir a disfrutar nuestro querido deporte, pero nadie esta a salvo de tener que pasar un mal rato por culpa del enojo. Nuestra intención es pasarlo bien tratando de hacer un buen juego y si se puede ganar. Pero ocurre con frecuencia, que a pesar de hacer las cosas con el mayor empeño salen peor de lo esperado. El tee del uno es el que pone a prueba a muchos jugadores, Luego de tomar todos los recaudos habiendo tenido un buen precalentamiento y una buena rutina de pre-golpe, el tiro va a parar a la calle del hoyo vecino. Pasada la sorpresa comienza el disgusto: ¿Porque me pasó, si estaba todo bien?.
Tras el contratiempo, el siguiente golpe se ve amenazado por la sospecha del error. Se tira cuidadosamente y con el palo de mayor confianza. Si sale bien aparece la calma, pero si no, los pensamientos acuden en tropel en busca del error y a enojarnos por no hallar la solución.
Lo que nunca esperamos son los tiros malos que obligatoriamente se presentan. Partiendo de la premisa que el error es normal hasta en los mejores jugadores, el enojo es un error conceptual Debemos retomar la calma y aceptar lo sucedido como parte del juego. Hay que inspirar profundamente y exhalar lentamente hasta hinchar la barriga al final de la expiración, como si con el aire arrojáramos la ira y el malestar. Acudir a la rutina de pre-golpe en busca de las sensaciones que dan seguridad y permitir que el swing se realice en calma y espontáneamente.
El error esta emparentado con la amenaza la duda y el miedo. Por serlo despierta el sistema de alerta que llevamos dentro y activa la adrenalina que descontrola y endurece el movimiento. En ocasiones puede paralizar. “Me paré frente a pelota para tirar el putt que estaba casi dado, pero no pude estaba duro. Me aleje y preparé para intentarlo nuevamente y me volvió a ocurrir no podía mover el palo. Mi cady me tranquilizó y me pidió que lo tirara como si fuera un tiro de practica. Me preparé y sin pensar en nada tiré y la emboque".
Queridos amigos El error es el inicio del enojo. Sabiendo que en cualquier momento llegará aprenderemos a aceptarlo y a disfrutar de nuestro juego.
Los abrazo fraternalmente y estoy en contacto permanente con ustedes.
Hasta la próxima
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