En esta nueva sección del blog vamos a comentar como sería, a criterio personal, el transcurso de una partida en nuestro campo y entre cuatro colegas.
HOYO 1. LA GLORIA.
HOYO 1. LA GLORIA.
Imaginemos que esa mañana te has levantado por iniciativa propia (nada de despertadores ni sucedáneos) sobre las 8:30 y has quedado a las 10:30 con tres amiguetes más, en una de esas partidas que a ti te apetece jugar, con buena compañía y en la que te encuentras cómodo. Todo ello después del suculento desayuno en tu cafetería de confianza, con prensa en mano y por la que ya te han sugerido tres clientes eso de ... cuando usted termine me lo pasa por favor.
Respecto a la familia, está colocada, pues han quedado para hacer una de esas actividades de sábado por la mañana que a ti no te gusta tanto como tu partida de golf, es decir un comedero de coco menos. Y para más inri después de la partida y sin hora establecida, has quedado con ellos para ir a un almuerzo campero o una buena barbacoa........tarde de fiesta y relax.
Pues bien, después de este escenario perfecto nos encontramos en el impresionante tee del uno. Analizamos el viento, pensamos si debíamos haber pegado un cubito de bolas o haber pateado un poco para ver como están los greens, pero nos quedamos con la sensación de las tres bolas que hemos dado y que le quitamos a uno de nuestros colegas de partida en la cancha de prácticas.
Ahora llega la hora de la imaginación. Salimos en cuarta posición y nos sale un drive perfecto que no va al agua en busca de la trucha de Chile, que no nos hemos ido a los bardos de la derecha que dan mucho yuyu. ni que no se nos ha quedado tragediada junto a las palmeras y además no hemos hecho ni slice, ni hook, ni push ni pull. Entonces es cuando tenemos una bolita que se distingue perfectamente desde el tee y a unos 20 metros de la estaca de 100 y en todo el centro de la calle.......que placer, justo para atacar con nuestro hierro 8 a bandera. Los compañeros van hacer uso del salvador mulligan.
Después del paseo triunfal de bajada llegamos a la bola y nos acojonamos un poco, porque no se que pasa, pero parece que nunca vamos a llegar a green. La bandera la divisamos centrada y elegimos el hierro 7 para curarnos en salud, puesto que ese día y no se porque, no había viento. Swing de practicas y al ataque. La bola se queda en el principio del green y para colmo tenemos un perfecto pateo cuesta arriba de 3 metros. El resto, de todo, bola al agua, al bardo y otro en green pero con pateo cuesta abajo de siete metros y medio, y entonces pensamos .......este mínimo tres pateos, una tragedia.
Esperamos nuestro turno, cogemos nuestro putt (con el que a nadie le gusta patear nada más que a ti) y le pegamos con firmeza, practicamente sin caida y la bola pasa a escasos 3 cm. por la derecha del hoyo sobrándole tres vueltas..........un par para el recuerdo.
Para el resto, raya, raya y doble bogey, con alguna que otra bola perdida y entonces es cuando decimos por cortesía........ señores esto no es como empieza sino como termina, pero con la risita en los labios y pensando que esta noche ya tenía hoyo con el que conciliar el sueño.
Un saludo.-
HOYO 2. LA HUMILDAD.
HOYO 2. LA HUMILDAD.
Después de apuntar el glorioso par, las dos rayas y el doble bogey, envainamos el putt en la bolsa y nos dirigimos a la salida del segundo hoyo.
Desnudamos el Drive pensando en la posibilidad de pegarle como en el hoyo anterior, lo que sería un comienzo meteórico. Colocamos nuestro grip de “Ben Hogan” o eso creemos y ponemos la bola donde nunca creíamos que se podía llegar, en el fuera de límites de la calle del cuatro, a la altura del bunker. Seguidamente, con el ceño fruncido, decimos..........”¿se ha cerrado un poco no?”. Las otras tres bolas más o menos en la calle. Hacemos uso de una segunda bola, sin entonar un provisional porque la otra estaba claro en “out” y nos vamos al bunker, empotrada y junto al talud, una faena.
Esto es Golf, unos escasos 5 minutos nos separaba del estado eufórico con el que salimos del uno y ahora la situación empezaba a activar los poros de nuestra epidermis, dermis e hipodermis, subiéndonos la temperatura corporal hasta los 38,5 ºC.
Después de ver como nuestros compañeros se mantienen en calle tras sus segundos golpes, logramos a duras penas colocar la bola en el rought de la derecha, pensando que por lo menos la he sacado.
Llegamos a la bola meditando en pegarle rápido y no retener demasiado la partida. Sacamos la madera tres cuando lo razonable era haber cogido un cuatro. No por nada, sino porque casi ni veíamos la bola, solamente la coronilla, pero bueno los 38,5 ºC empezaban a provocar perdida de riego en el cerebro y nos volvimos a desgraciar. La bola, aunque con altura de sobra, no consiguió andar ni unos escasos 15 cm, el globo del siglo.
Levantamos y le decimos con humildad a nuestro marcador, que empiece con la primera raya y dándole gracias a Dios que no era Medal.
Termina el hoyo con un par para cada uno.
Saludos.-
Termina el hoyo con un par para cada uno.
Saludos.-