Antes de la lectura se recomienda refrescar la partida en la sección "JugarMM".
Después de apuntar el glorioso par, las dos rayas y el doble bogey, envainamos el putt en la bolsa y nos dirigimos a la salida del segundo hoyo.
Desnudamos el Drive pensando en la posibilidad de pegarle como en el hoyo anterior, lo que sería un comienzo meteórico. Colocamos nuestro grip de “Ben Hogan” o eso creemos y ponemos la bola donde nunca creíamos que se podía llegar, en el fuera de límites de la calle del cuatro, a la altura del bunker. Seguidamente, con el ceño fruncido, decimos..........”¿se ha cerrado un poco no?”. Las otras tres bolas más o menos en la calle. Hacemos uso de una segunda bola, sin entonar un provisional porque la otra estaba claro en “out” y nos vamos al bunker, empotrada y junto al talud, una faena.
Esto es Golf, unos escasos 5 minutos nos separaba del estado eufórico con el que salimos del uno y ahora la situación empezaba a activar los poros de nuestra epidermis, dermis e hipodermis, subiéndonos la temperatura corporal hasta los 38,5 ºC.
Después de ver como nuestros compañeros se mantienen en calle tras sus segundos golpes, logramos a duras penas colocar la bola en el rought de la derecha, pensando que por lo menos la he sacado.
Llegamos a la bola meditando en pegarle rápido y no retener demasiado la partida. Sacamos la madera tres cuando lo razonable era haber cogido un cuatro. No por nada, sino porque casi ni veíamos la bola, solamente la coronilla, pero bueno los 38,5 ºC empezaban a provocar perdida de riego en el cerebro y nos volvimos a desgraciar. La bola, aunque con altura de sobra, no consiguió andar ni unos escasos 15 cm, el globo del siglo.
Levantamos y le decimos con humildad a nuestro marcador, que empiece con la primera raya y dándole gracias a Dios que no era Medal.
Termina el hoyo con un par para cada uno.
Saludos.-
Termina el hoyo con un par para cada uno.
Saludos.-
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